Este texto fue el trabajo final del Seminario sobre García Márquez en la Maestría en Literatura Colombiana de la U de A, con el profesor Cristo Figueroa.
EL GABO JUVENIL, PRESENCIA AUTOBIOGRÁFICA EN SUS PRIMEROS CUENTOS
EL GABO JUVENIL, PRESENCIA AUTOBIOGRÁFICA EN SUS PRIMEROS CUENTOS
Por Jhon Jaime Osorio
Osorio
Abril de 2007
Un joven indeciso, un ser humano confundido, un
espíritu convulsionado. Así se dibuja García Márquez en los once cuentos que
conforman su primera obra literaria. Si la lectura de todo texto permite
encontrar trazos autobiográficos de su autor, en el caso de Gabo, esos primeros
cuentos muestran el momento de estructuración de su conciencia de escritor. El
asunto espiritual delineado en esos relatos es la expresión del alma intranquila
del literato, un hombre de provincia inconforme e indeciso que a sus 20 años de
edad no había definido un proyecto de vida claro, que para hacerlo estaba condicionado
por las circunstancias familiares y sociales, y que tenía influencias
suficientes, de amigos y lecturas, para optar por el camino de la escritura.
“Ojos de Perro Azul” contiene 11 relatos escritos entre
1947 y 1955, periodo que corresponde a la vida del escritor ente sus 20 y 27 años de edad, en los que hizo su tránsito
de Barranquilla a Zipaquirá para estudiar en el Colegio Nacional de Internos,
de Zipaquirá a Bogotá para estudiar derecho en la Universidad Nacional
y de Bogotá a Cartagena para asumir la escritura, periodística inicialmente,
como forma definitiva de vida.
Si bien el desdoblamiento, la muerte, el mundo
de los espíritus, la estancia en un estado etéreo, el paso de un mundo a otro,
el tránsito entre dimensiones paralelas, el viaje sin retorno y las dualidades
entre el sueño y el despertar, la muerte
y la vida, y la realidad y el espejo son asuntos muy universales en la
literatura, y en muchos casos lugares comunes recurrentes en los escritores nóveles;
en el caso del Gabo joven, podrían leerse como una manifestación de las
angustias humanas, propias de su edad, confesadas públicamente desde su
interioridad pero disfrazadas o entretejidas en el relato. Esos primeros
cuentos, aunque algo abstractos, están finamente marcados por la experiencia
vital del escritor. Una experiencia más cercana a la metafísica, a los asuntos
espirituales que al realismo que más tarde conformaría su mundo literario.
“La tercera resignación”, por ejemplo, es la historia de un muchacho que vive muerto dentro de un
ataúd, al que la madre lo sigue alimentando durante 18 años, de los 7 a los 25, mientras su cuerpo
sigue creciendo y mientras padece atormentado por un ruido que le molesta y por
el olor a cadáver que comienza a expedir su cuerpo. En el cuento, el muerto se
reconoce a sí mismo. La tercera resignación es una tercera muerte, que
pareciera ser la definitiva.
García
Márquez tenía 19 años cuando escribió ese primer relato, y vivía precisamente
la tercera gran fisura en su vida: el paso a Bogotá, luego de la muerte del abuelo
y la ida a Zipaquirá. En Bogotá tomó decisiones trascendentales, lo que de
alguna manera puede leerse como un reconocimiento, o un renacer. El muerto del
cuento se da cuenta de que está muerto. El vivo en la realidad, Gabo, se da
cuenta de que está vivo. Para el del cuento, la muerte es una enfermedad; para
el abogado frustrado, la vida también lo es, porque en ese momento, para él no
tiene sentido.
“Eva está dentro de su
gato” es la
historia de una mujer metafísica,
realizada en el mundo de los espíritus, a la que se le cae la belleza y se le
sale del cuerpo a través de sus arterias llenas de insectos. No es una muerta. Es
una mujer viva, que sufre el espanto del vacío, y que se va en tránsito y por voluntad propia a otra dimensión. Cuando
llega a ella, extraña algo elemental de su mundo físico: una naranja. Para
poder darse el gusto de comérsela tiene que reencarnarse, ocupar un cuerpo
físico de un ser del mundo material. El único cuerpo presente en la casa era el
del gato. 3000 años después Eva seguía dentro de su gato.
Como
Eva, Gabo se muestra en una doble dimensión. ¿Cuál es el mundo real de Gabo? ¿Ese
mundo costeño nostálgico que añora y evoca desde Zipaquirá y Bogotá, o el mundo
capitalino de abogados y doctos en el que tiene que estar para ser profesional
y para aprovechar personalidades y
textos? Para conciliar ambos mundos,
Gabo, como Eva, está en tránsito. De un mundo a otro. Quiere irse al
otro, pero sabe que habrá cosas elementales, tal vez los amigos, que necesitará en ese otro mundo. Está en un mundo pero necesita cosas del
otro.
Veamos
ahora “Diálogo en el espejo”. Allí, un hombre que venía de una estancia
anterior se mira al espejo justo cuando se está afeitando y descubre la imagen
de su hermano muerto. Así comienza un proceso de desdoblamiento en el que el
hombre que está ante el espejo termina siendo el espejo del que está en el
cuadro.
En
este cuento, el asunto es el desdoblamiento. Ser uno y ser otro, sin dejar de
ser el primero. En este caso, mirarse al espejo es un ejercicio de
autoidentidad, es una forma de saberse uno mismo, es poder observar de frente
el pasado en una imagen presente, la mayoría de las veces para volver a
empezar. Es mirarse para adentro con una perspectiva desde el afuera. Gabo
escribió este cuento en el 49, justo cuando tomaba las decisiones más
trascendentales, precisamente cuando comenzaba a mirarse al espejo.
En
"La mujer que llegaba a la
seis", una prostituta entra al restaurante de José antes de las
seis de la tarde. Entre ellos, existe una relación extraña pues es erótica, sentimental
y de decepción, a la vez. La prostituta le pide a José que de fe ante la
policía de que ella llegó antes de las seis de la tarde y le insinúa que mató a
uno de sus habituales clientes. Al parecer, la mujer está decidida a irse del
pueblo. A la mujer le llegó la hora de irse, de abandonarlo todo, si es que
tenía algo en ese pueblo. La mujer tomó una decisión que seguramente cambiará
su vida, y para ello necesita un cómplice.
La
situación del cuento es tan particular como la que vive Gabo al decidir
abandonar la fría Bogotá. Tanto en la realidad del escritor como en la ficción
del cuento, ha habido un asesinato. Un cliente de la prostituta en el caso del
cuento, un caudillo liberal en el caso de Gabo. La muerte, en las dos
historias, ya hace parte del pasado. En ambos casos, la decisión es dejar la
tierra que se pisa, en busca de una mejor vida. En el caso de García Márquez,
su viaje, tras dejar lo poco o nada que tenía en la capital es hacia Cartagena,
y después a Barranquilla, justo en el año en que escribió el cuento y cuando
apenas sumaba 22 de vida. La mujer del cuento se sentía extraña en el pueblo;
el hombre de la vida real, se sentía extranjero en todas partes, excepto en el
Caribe.
Por
su parte, “Ojos de perro azul” es un
relato que habla del amor y de la soledad. Un hombre está sentado en una
habitación y cuenta la historia de un amor muy raro. Él ama a una mujer que
conoce solamente en sueños. Al despertar,
todo se termina. El hombre no recuerda nada pero la mujer busca a su
amante afanosamente. La tragedia del hombre en el cuento consiste en su
incapacidad para encontrarse en el mundo real. “Ojos de perro azul” es el santo
y seña con que deben encontrarse en la vida efectiva, pero el hombre siempre lo
olvida al despertar. El relato se termina con la sentencia de la mujer: “Eres
el único hombre que, al despertar, no recuerda nada de lo que ha soñado.”
El
escritor real está en el mismo trance, su vida es un sueño del que parece no
recordar absolutamente nada. Está decidido a ser escritor; pero se limita a sus
trabajos periodísticos. Producto de su juventud, el escritor todavía vive un reino dominado por los anhelos y frustraciones. La soledad del
personaje del cuento es la soledad de García Márquez, un hombre, que como el
del cuento, si bien se atreve a soñar, difícilmente se atreva a realizar dichos
sueños. Por eso, su sueño de ser escritor tendrá que
esperar cinco años más, hasta el 55, cuando publicó La hojarasca, su primera
novela. De allí, que en el momento de
escribir sus cuentos esté tratando de recordar el santo y seña, pero lo ha
olvidado. La soledad del protagonista del cuento es la misma de García
Márquez en sus años de bachillerato en
Zipaquirá y Bogotá.
En
esta búsqueda de rasgos autobiográficos en los primeros cuentos de García
Márquez, mención aparte merecen “La noche
de los alcaravanes”, que reconstruye una anécdota vivida con un grupo de
amigos y literalmente es el más anecdótico de todos los que conforman la obra;
y el último de toda la producción, “Alguien
desordena estas rosas”, que con su saga de muertos posteriormente llenaría
las páginas de Cien años de soledad.
Finalmente,
el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo es el monólogo del escritor viendo llover en Aracataca. Como a Isabel,
a García Márquez, la noción del tiempo también le desaparece por completo. Este
cuento es el reencuentro con el mar, con esa vida tan particular y autóctona de
la costa Atlántica. La lluvia interminable,
que es uno de los elementos espaciales de Cien
años de soledad, es la manifestación de la rutina, de la estática natural
que se vive en esa región del país, a la que regresó Gabo para tomar el camino
de escritor.
Con
esta mirada inicial, se pude afirmar que los primeros cuentos de Gabo, con personajes
indeterminados, abstractos e irreales; no son relatos de entretenimiento, sino de
autoreconocimiento. La ópera prima del nobel colombiano refleja una
preocupación espiritual de un espíritu inquieto, el de un estudiante de derecho
que todavía no se decidía a ser escritor. Solamente cuando regresa al su
Caribe, después de su paso por el interior, Gabo descubre los temas de sus
grandes obras. En el caribe, madura como escritor.
Que buen homenaje, describiendo esencialmente el poderío literario de Gabriel Garcia Marquez ... y su fortaleza , el amor a la verdad
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