miércoles, 30 de octubre de 2013

Encierro

Lo único que llevaba en su mano era una bolsa plástica de supermercado en la que había echado los implementos básicos de aseo: un jabón, una toalla y una peinilla. En el bolsillo de atrás de su jean, raído en medio del tropel, tenía la billetera con su cédula, la libreta militar, una estampita de María Auxiliadora que le había regalado su abuela antes de morir y la foto de una mujer  guapa, malgeniada, de unos 36 años de edad, con un vestido casual y una sonrisa extraña. Por esa mujerestaba allí. 

Después del registro en la entrada pasó a un patio lleno de extraños. Allí, sentado en un rincón, casi invisible a los demás, pensó en dos cosas que no podía entender: la inusual sonrisa de infelicidad que puso ella ante el fotógrafo para ese retrato que lo acompañaba, y la agresiva reacción que él había tenido cuando supo lo de ella con el fotógrafo. 20 años después, antes de salir, entendió lo de la sonrisa. 

martes, 29 de octubre de 2013

Diagnóstico a mitad de camino

La enfermera avanzó hacia mí con la jeringa en la mano. Hacía su trabajo. No le importaban ni mis gestos de dolor ni mi reiterada advertencia del terror que le tengo a las agujas. No era la primera vez, el ritual se repetía desde hace dos meses, tres veces por semana. Una vez más sentí el paso del algodón  frío por la parte alta de mi glúteo. "¿No vas a aprender a no tensionarte?". Los músculos estaban endurecidos. Un nuevo pinchazo. Al lado, el médico internista miraba al infinito, al mejor estilo del doctor Tulp de Rembrand, no me miraba a mí. La enfermera desapareció al tiempo que yo volvía a vestirme. El doctor seguía ahí mirando a ninguna parte. Tal vez por eso no me vio salir. Tal vez por eso no ha notado que jamás volví. Algunas noches, como la de hoy, celebro haberlo dejado con su diagnóstico a mitad de camino. 

domingo, 27 de octubre de 2013

La partida

Si hubiera conseguido que me dijera algo no tendría tantas preguntas persiguiéndome. ¿Qué cuentas tenía pendientes?, ¿qué le debían?, ¿qué le faltaba por hacer?, ¿qué quería que supiéramos?, ¿qué le hacía falta escuchar?, ¿qué era lo que callaba?. Ocho meses y nunca me dijo nada. Ni a mí, ni a nadie. Ocho meses mirándola cuando me atrevía a ir, y ni una palabra. Solo hubo contemplación, nunca hubo señales. Siempre me dio la impresión de que estaba disgustada o furiosa, y que a eso obedecía su silencio. La habitación permanecía en silencio. La gente entraba y salía con una una sola expresión. El día que se fue, simplemente se quedó dormida. Yo me quedé huyendo de las preguntas, para evitar buscar las respuestas. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

De carambola

Y allí estaba él. En la cuarta fila, la de los amigos más cercanos del novio. Era la sexta boda a la asistía en menos de un año. Todas las veces la sensación  era la misma, la de tener su cuerpo en un recinto religioso y su mente en un lugar lejano. Delante de él veía a aquellos parientes de los que Andrés nunca le había hablado, porque no los conocía. Al lado, estaban los muchachos de la oficina.  Atrás, los mismos curiosos de cualquier otra iglesia. En medio de la liturgia decidió salir a tomar aire en el atrio. Respiró profundo y decidió irse al billar. bastaron 29 carambolas para convencerse de que Andrés era él. 

domingo, 6 de octubre de 2013

Reclamos...

Luisa siempre creyó que la vida la había engañado. A sus 16 años sentía que merecía ser una mujer inteligente y querida por sus padres. Su salud empeoraba al mismo paso que la condición económica de la tía abuela que se hizo cargo de ella, luego de haber sido rechazada por cuatro familiares más. Pensaba que su madre no tenía que haber muerto cuando ella apenas era una niña y que su padre no tenía razones para haberla abandonado. Le reclamaba a todos su derecho a ser una mujer feliz. Con el paso de los días, frente al televisor, viendo los realities, entendió lentamente que hay que hay vidas peores, y que la cercanía de la muerte elimina los rencores y el dolor.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Infidelidad literaria

Sofía vivía metida entre libros. La biblioteca era su lugar en el mundo. Ya había disfrutado hasta el éxtasis ocho centenares de textos, entre novelas, filosofía, libros de viajes, algo de esoterismo, poesía y sobre todo, cuentos cortos. Para ella, leer no era un acto de humildad sino de amor absoluto. Así vivía. Por eso, el día que decidió salir de su encierro para mirar el callejón, recorrer el barrio y pasear por el mundo exterior, entendió que esas aventuras exploratorias y fugaces  fortalecen los amores puros y sinceros. En la noche regresó a sus libros, se aferró a ellos y les pidió perdón. 

domingo, 29 de septiembre de 2013

Psico - Rígido

Nunca entendió por qué sus amigos de juventud le decían que era un hombre cuadriculado. Según él, era una fama mal ganada por quienes estudiaban ciencias duras. Desde niño le disgustaba el desorden, lo enumeraba todo, no aceptaba consejos, se hacía chequeos médicos cada seis meses, se aferraba a su forma de pensar y seguía una dieta rigurosa. Programó toda su vida y cumplió con su plan. Desde joven tenía claro a qué edad graduarse, en qué se especializaría, qué estudiar, a los cuántos años debía casarse, cuántos hijos tener y a qué edad jubilarse. Todo le salió de acuerdo con el plan. Hoy, en su cumpleaños, al llegar a los 70 septiembres, no quiere celebrar. Siente que algo le quedó fuera de control, y no sabe qué es. 

jueves, 26 de septiembre de 2013

El pasado no perdona

Pocas veces en la vida se había pasado de tragos. Tal vez por eso, aquella noche fue especial. Subió a su auto, no para conducir sino para pensar. Por primera vez en muchos años sentía que la confusión de estar ebrio le daba claridad. Miró en su retrovisor y vio nítido cómo se acercaba el pasado. Venía rápido y brioso. En otras ocasiones, cuando intentó mirarlo, lo había visto oscuro y borroso. La borrachera solo le dio para entender que toda la vida lo había evitado. El pasado llegó hasta él, lo envolvió y lo abrazó para siempre. Nunca más salió del auto.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El doctor martes

Sus palabras sonaban frías, como el clima de la ciudad que habita; sus promesas siempre fueron falsas, siguiendo una fea costumbre de las personas que viven en aquella metrópoli; su rostro se convirtió en un enigma, producto de un vicio adquirido en el oficio, el de no dar la cara. 

Con el paso del tiempo se convirtió en una referencia abstracta; se le conocía simplemente como "el doctor martes". Por sus manos pasaba el dinero de una empresa con renombre, pero sin corazón, como todas, y con un total desorden, como pocas. 

Durante meses, los empleados rasos esperaron con ilusión todos los martes la aparición de aquel personaje extraño. Nunca lo hizo. Su corazón y su desorden eran de la misma marca de su empresa. 

domingo, 18 de agosto de 2013

El Fanático

Cada que su equipo perdía, su vida se volvía un drama. Maldecía, se malgeniaba, peleaba con otros hinchas, bebía como loco y luego se drogaba. Al otro día, aunque él no se acordaba de nada, sus amigos le recordaban el resultado. Para evitar las burlas, se encerraba en sí mismo, se aislaba del mundo, desconectaba las noticias y se dejaba atrapar por 4 o 5 películas de acción sucesivas en las que no se mostrara un solo balón de fútbol. Esa fórmula le dio resultado siempre, hasta el día en que quedó atrapado en medio de uno de uno de esos tiroteos extraños, en una de sus películas, en las que solo sale vivo el protagonista.    

miércoles, 3 de julio de 2013

Memoria...

María del Mar era una mujer con una memoria prodigiosa pero extraña. Podía recordar hasta el detalle más insignificante de todos los hechos que habían ocurrido en su vida, pero su retentiva solo alcanzaba para todo lo malo. Los buenos momentos le producían amnesia. Cada que se encontraba con alguien desempolvaba de inmediato los desaires y desatenciones que su interlocutor le había hecho. Tal vez fue por la exactitud de sus rememoraciones que todos sus amigos decidieron olvidarla.

martes, 2 de julio de 2013

El rincón de sí mismo

Aquella tarde, después de entender que le había hecho daño a la mujer que amaba, ya no supo qué hacer. Caminó, escribió, pensó, habló y balbuceó hasta darse cuenta que estaba completamente solo. Se encerró en un rincón de sí mismo. Allí descubrió que el llanto por perderla y la felicidad por haberla tenido habitan en el mismo espacio.

martes, 9 de abril de 2013

Hora de escribir

A las 8 de la mañana, Daniela ya había tachado 48 tareas de la larga lista que a diario elaboraba en su agenda. Estaban hechas. Le rendía como nunca. Era lunes, siempre lo titulaba "Día de los pendientes". Se tomó un café fuerte y miró el punto 49: "escribir un cuento". Han pasado varias semanas, los tachones en la lista siguen, pero al lado de aquel viejo 49 hay una pequeña nota: "pendiente". 

jueves, 28 de marzo de 2013

Poder extraño

María Elena tenía la capacidad única de meterse en el cuerpo y la mente de sus amigas, mientras veían una película o compartían un café. Nadie lo notaba, pero ella vivía en carne propia, diariamente, las angustias de las demás. Sabía de los problemas económicos de Angélica, de la drogadicción de Érica, del alcoholismo de Patricia, del maltrato físico que recibía Andrea de su esposo y del que le propinaba Daniela al suyo. En silencio, sufría por las demás. Un día decidió confesarles el poder que tenía. Desde entonces,  se terminaron las tardes de café y las noches de película; ya todas sus amigas sufren en silencio por ella. 

domingo, 24 de marzo de 2013

El viejo compañero

Hacía 30 años que no hablaban. La última vez fue en la oficina de abogados en la que ambos eran mensajeros; justo el día que Julián renunció para poder matricular algunos cursos que le faltaban para titularse en la Universidad. 

Hablaron casi dos horas, se tomaron una cerveza y los datos del celular. Nunca se llamaron. Aquella tarde del encuentro, Martín, el mensajero, sintió envidia de Julián, que se había hecho todo un profesional. Al mismo tiempo, Julián pensó que ser antropólogo no le sirvió de nada y que si hubiese seguido en la oficina, ya estaría a punto de jubilarse como su excompañero. Faltaron más cevezas para decirse la verdad. 
 


martes, 19 de marzo de 2013

La locura cura

Aunque era una mujer noctámbula y se acostaba en horario de Cenicienta, a las 3:00 ya tenía los ojos abiertos y estaba decidida a esperar. Las 4:30 de la mañana, la hora maldita. Siempre ocurría lo mismo. El dolor llegaba, la atormentaba, la hacia retorcerse hasta gritar, hasta más no poder, justo hasta que aparecía el sol por su ventana. Diariamente. Siempre fue su indeseado ritual. Ningún médico pudo saber qué tenía, ninguno la pudo diagnosticar. Un día, el dolor despareció. La cura fue la locura. 

sábado, 9 de marzo de 2013

El el centro comercial


Siempre que iba, perdía una tarde entera mirando vitrinas, hablando con señores de la tercera edad que se quejaban de la vida, preguntando precios y tallas de prendas de vestir que nunca compró y sentándose en los muebles de cuero que había en algunos de sus pasillos. Era un ritual al que nunca faltaba. 

Los sábados y los domingos de todas las semanas, todos los meses y todos los años los pasaba allí. En semana, trabajaba todo el día en una oficina del estado y en las noches veía la televisión en la soledad de su casa.

Así vivió hasta jubilarse y darse cuenta de que ya solo iba a su centro comercial a quejarse de la vida. Desde entonces, hay un ejecutivo que lo extraña los fines de semana en los muebles de cuero del pasillo.

viernes, 1 de marzo de 2013

Aroma de café

El primer café se lo tomaba a las 5 de la mañana y siempre tenía efecto literario: le traía a la memoria al Coronel de Gabo esperando eternamente el anuncio de su pensión.

En muchas cosas, su vida se parecía a la de la novela que tantas veces leyó: el café, la pobreza, la monotonía y la espera de una noticia que nunca llegó. Eso sí, había una diferencia fundamental: a él lo habían mandado a comer mierda antes de empezar a tomar café.

domingo, 17 de febrero de 2013

Sin guadaña

Ricardo se levantaba la vida manejando la guadañadora. Era suya. Su vida se le iba en cortar los prados de los jardines en las casas de los ricos de la ciudad. No tenía patrón, tampoco salario fijo y mucho menos seguridad social. Un día decidió no usar más su viejo instrumento y lo guardó. Dejó crecer todos los prados de sus clientes, hasta que un día, se perdió en uno de ellos.

martes, 5 de febrero de 2013

Cerró la cuenta

Arturo siempre revisaba el Facebook. Lo hacía religiosamente todos los días en la mañana antes de salir a trabajar. Su empleo en el banco era rutinario y sin mayores emociones. Todos los días contaba cantidades de dinero que no era suyo. Lo uno se le parecía a lo otro. En el Face, leía todo tipo de historias y vivencias que no eran las suyas. Hoy Felipe se levantó temprano, cerró su cuenta, imprimió su carta de renuncia y decidió irse al mar. 

sábado, 2 de febrero de 2013

Conflicto emocional

Durante 8 años, Ricardo fue un futbolista famoso. Jugaba para un equipo grande, marcaba muchos goles y tenía un buen salario. A medida que ganó dinero, perdió ambición. Un día, los goles desaparecieron y su trabajo también. En una entrevista para un periódico de provincia dijo que había tenido un conflicto emocional, que lo había perjudicado para el fútbol. Al otro día, el diario tituló: "De enamorado de la red a divorciado del gol".

domingo, 27 de enero de 2013

Problema cardiaco

Sebastián fue un hombre que le puso el corazón a todo lo que hizo. Quizás por eso, el infarto no sorprendió a nadie.

martes, 1 de enero de 2013

Año nuevo

Aquella noche, la última del año, todos hacían planes y promesas que difícilmente cumplirían. Mientras tanto, Francisco, moldeado por la experiencia  y por los años, se tomaba un vino tinto y brindaba por su proyecto de vida; una apuesta de muchos años por la que lucharía hasta el final de sus días.

sábado, 27 de octubre de 2012

Sueño en seco

El insomnio era su estado permanente, pero ese jueves fue la excepción: había dormido plácidamente. Tal vez por eso, en la mañana de aquel viernes septembrino se despertó abruptamente y muy intranquilo. La mujer que noche a noche lo desvelaba, se le había aparecido en sueños. 

domingo, 14 de octubre de 2012

Fenómeno de la niña

La lluvia de la tarde se confundía con su llanto. Eran las seis, el aguacero comenzó a la una y ella lloraba desde las tres. Pensó que su nombre no era casual. Después de una larga temporada calurosa, el corazón de Magdalena estaba azotado por un frío invernal. Ya no amaba, sino que sufría. Ya no ardía de pasión sino que sentía que su cuerpo congelaba sus deseos. Esa tarde, mirando la lluvia pertinaz, lamentó vivir en el trópico, donde no había estaciones; sino fenómenos infantiles. 

domingo, 30 de septiembre de 2012

Rostro y cuerpo

La única vez que vio aquel rostro fue en un aviso publicitario publicado en una revista de circulación nacional. Esa imagen fue suficiente. Han pasado casi 5 años desde entonces. En el día, la revista se pasea por consultorios odontológicos. En la noche, mientras el escritor construye una novela inspirada en aquel rostro, el cuerpo que lo soporta se exhibe en cocteles insípidos que no inspiran a nadie. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

Dolor profundo

La vieja lesión de la columna volvió a molestarlo. El dolor esta vez se hizo insoportable. Era miércoles y el día estaba nublado. Quiso salir a la tienda a comprar algo para el desayuno, pero fue imposible. En una noche de desvelo total, tanto su cuerpo como su vida habían perdido la poca estabilidad que les quedaba. Decidió esperar unas horas para levantarse... El dolor de la columna se calmó en la tarde. El del alma lo está matando lentamente. 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Fantasma

La última vez que le vieron por el barrio fue un viernes de agosto. Lucía una barba en desorden y un cabello que empezaba a crecer. Había perdido peso y su desaliño era evidente. Estaba irreconocible, pero también, desconocido. No saludó a don Miguel en la tienda ni miró para la casa de doña Carmen, donde siempre estaba Lucía tentándolo en el balcón. Cuando se cruzó con los muchachos del parche desvió la mirada. Hacía apenas dos meses que había anunciado en su casa que se iba porque quería buscar su esencia; y la encontró. Por eso, aquella figura que cruzó por el barrio el viernes no era más que un fantasma, que nunca volvió. 

lunes, 10 de septiembre de 2012

Letra muerta

Isabel era terca, por eso nunca declinó en su iniciativa de desarrollar un proyecto emprendedor. Tuvo tienda, vendió minutos de celular, montó una papelería, comercializó productos de belleza, fracasó con una peluquería y durante algún tiempo luchó con la venta de chance y lotería. No tuvo fortuna y nunca logró un buen capital. Su terquedad la llevó a luchar con las letras y a meterse en un proyecto editorial; fue lo último que quiso hacer en la vida. Invirtió sus últimos 12 años de vida en una novela, que como proyecto hizo honor a su título: "Letra muerta".  

martes, 17 de julio de 2012

Sin rumbo alguno

Federico salía a trotar todas las mañanas. No tenía ruta definida. Recorría cualquier calle, carrera o autopista hasta sentir el cansancio. Cuando estaba exhausto, simplemente detenía su paso, tomaba un taxi y regresaba a su casa para bañarse y salir rumbo a su trabajo. Así lo hizo durante los 26 años que estuvo vinculado a su empresa como auxiliar de contabilidad. El viernes fue su último día en la oficina, pues la carta de jubilación le llegó hace un mes. Ayer lunes intentó salir a trotar; pero esta vez no supo qué camino coger.

domingo, 15 de julio de 2012

Desenlace

La vida le había enseñado a esperar con paciencia: para terminar sus estudios tuvo que postergar varios semestre mientras solucionaba asuntos económicos; para conseguir un trabajo digno tuvo que pasar primero por bares y cantinas en oficios de mesera; y para conseguir el amor de su vida tuvo que aguantar primero numerosas decepciones y engaños. La paciencia que no tuvo de joven, la adquirió como virtud gracias al paso de los años y de las contingencias de su vida. Por eso, aquella tarde que salió de la cita con el oncólogo decidió esperar con calma el desenlace anunciado. Han pasado 16 años, y ella sigue apoltronada con resignación.  

lunes, 25 de junio de 2012

Los reencuentros

Los reencuentros nunca son casuales. Con esa tesis creció Bibiana desde niña. Cada que la vida le ponía en el camino lo que todos llamaban casualidades, ella las entendía como algo lógico que a alguna agenda debían obedecer. Esos sucesos eventuales tenían lógica para ella.  Por eso, la vida no la sorprendió el día que le puso nuevamente en el camino a Simón, el hombre que en dos ocasiones le había roto el corazón. Este tercer encuentro fue definitivo. Ella quedó tranquila después de decirle todo lo que se había guardado por años y quedó con la certeza de que en el futuro Simón volvería a aparecer.

lunes, 11 de junio de 2012

Punto de equilibrio

Entre problemas y discusiones, Angélica y Juan Carlos se pasaron la vida tratando de encontrar un punto de equilibrio para su relación. 22 años después de su matrimonio, justo cuando se decidían a no buscarlo más, lo hallaron. Estaban felices. Ignoraban que tres semanas después el detonante para que su relación terminara sería precisamente ese: que aquel edificio tan grande tenía el equilibrio tan solo en un punto; y se derrumbó.

sábado, 2 de junio de 2012

Madurez

Durante 20 años, Wilmar esperó de la vida una segunda oportunidad. Aunque siempre pensó que en la primera no había contado con suerte, con el paso de los años entendió que le había faltado madurez para aprovecharla. Siempre le decía a sus amigos en tono lacónico que la vida es una película que nunca tiene replay, pero aguardaba un momento de lucidez para repetir sus experiencias de juventud. Cuando menos lo esperaba, cuatro lustros después y por pura casualidad, la vida lo puso a repetir. Sin embargo, Wilmar consideró que ya era demasiado maduro para hacerlo y dejó pasar aquella nueva opción. 

sábado, 19 de mayo de 2012

Xelenia

Nunca conocí personalmente a Xelenia, pero siempre dije que tenía cara de ser una mujer perversa. Fría y calculadora en asuntos profesionales, decían. Sin corazón y sin alma, comentaban sus allegados. Esta semana, leyendo la prensa, descubrí que su maldad como su vida no le pertenecen; una malvada titiritera la maneja con 18 delgados hilos.

sábado, 5 de mayo de 2012

Chaparrón de vida

A Laura la lluvia siempre la ponía melancólica y trascendental. Desde su ventana, veía caer las gotas con la misma velocidad a la que pasaban sus días. Cada aguacero era para ella un ejercicio de matemática inversa: contaba y contaba goteras interminables de lluvia, para contrastar sus cifras con las cuentas de los días que le quedaban por vivir. Laura sabía que en el chaparrón de  su vida empezaba a escampar.

martes, 3 de abril de 2012

A pie

Caminar en las mañanas fue su vicio durante años. Ni la lluvia, ni el frío, ni los habituales malestares que padecía, ni las olas de inseguridad que llegaban a su barrio con cierta frecuencia impidieron que lo hiciera. Las 5 de la mañana en el reloj era la señal para iniciar su ritual; caminar era su procesión sagrada. Lo hacía desde que tenía uso de razón y quería hacerlo hasta el fin de sus días; pero no contaba con que un día de abril las calles de su barrio se acabarían por el uso constante que él les daba. Desde entonces, ya no tuvo por donde caminar.  

viernes, 16 de marzo de 2012

Lucero

Su menuda figura hacía rima con su apellido. Tenía un acento costeño, adoptado en sus 5 años como promotora comercial en Barranquilla, con el que llenaba todos los rincones de la cafetería que frecuentaba. Sus curvas eran tan peligrosas como las de la estrecha calle que conduce al barrio alto en el que ha vivido desde niña. Era una mujer mal empacada, pues tenía una personalidad y un corazón que no cabían en su pequeño cuerpo. Tal vez fue esa la causa para que un día, luego de una dura discusión con Giovanny, se reventara por dentro. Desde entonces, no se sabe nada de ella, pero su espíritu impregna el aire, y cada que alguien respira siente la sensación de que la está oliendo.

lunes, 12 de marzo de 2012

Amor de bits

Juan David tenía los dedos ampollados de tanto usar la comunicación vía pin; era un joven corto de palabras, enseñado a decirlo todo con menos de 140 caracteres; su mejor gesto era un emoticón que sonreía, y la única actividad social que tenía se limitaba a sus etiquetadas en el face. No cabe duda, era un hombre postmoderno. Una noche, desde la ventana de su cuarto, vio pasar por la calle a la mujer que por primera vez le despertó sentimientos reales. Quiso amarla, pero nunca encontró la clave para acceder a ella.

martes, 6 de marzo de 2012

Decisión ejecutiva

Juan Andrés era un ejecutivo exitoso. Joven, soltero, con un buen capital y un reconocimiento público amplio. Realmente era muy bueno en los negocios. Trabajaba en una de las compañías de telecomunicaciones más importantes del continente. Allí, diariamente tomaba whisky y decisiones importantes. Su único pecado fue dejar que las tareas cotidianas se le convirtieran en problemas complejos. Una noche, en una reunión de una de tantas juntas, cuando quiso confesárselo a su jefe, entendió que su pecado era mortal. Aquella noche, desapareció. 

domingo, 19 de febrero de 2012

Ofelia

Su origen pueblerino quedaba oculto tras un vestuario de dama elegante que sabía lucir con cierta naturalidad. Había aprendido un lenguaje demasiado culto; algo subido cuando lo usaba en su actividad comercial. Trataba de acomodarse en un círculo social al que le ocultaba su origen humilde en una vereda olvidada hasta en los mapas municipales. En ese  mundo, cometió el sencillo error de enamorarse de un hombre sin ideales. Le desnudó su alma. Desde entonces,  le quitaron la membresía del ostentoso club.  

martes, 14 de febrero de 2012

Político barato

Checho era un político barato con un estilo de vida costoso. Al tiempo que compraba votos, pedía puestos y pagaba favores sin que nadie supiera, vivía en una mansión, era socio de un prestigioso club, cenaba caviar e iba a la ópera.  A sus 40 años. el amor lo tomó por sorpresa, porque los sentimientos no hacían parte de su calculadora vida. Su pareja, un hombre joven y pobre, le enseñó el valor de las cosas simples, sencillas y cotidianas.  

Desde que comenzó su relación dejó el caviar, el club y la ópera. Tampoco compra votos, paga favores ni pide puestos. Ya no tiene tiempo ni para hacer esas cosas, el amor se lo copa todo.

jueves, 9 de febrero de 2012

Luces y sombras

La hora preferida de Gerardo era la noche, porque en ella se planteaba todas las preguntas. En el día, los interrogantes desaparecían y para él eran horas de tedio. Gerardo era un hombre como todos, lleno de dudas e incertidumbres, pero a diferencia de los demás, la luz solar le llenaba la cabeza de oscuridades.  Una noche, a  comienzos del año, se le fueron totalmente las luces.

jueves, 26 de enero de 2012

Pregunta

Los interrogantes fueron demasiados. Fueron tres noches seguidas en vela tratando de resolver muchas preguntas. Tras no encontrar las respuestas, al amanecer del jueves, Pipe entendió que su vida, como la de todos, no era más que un acertijo idescifrable. Conciliar el suño fue la primera respuesta.  

miércoles, 4 de enero de 2012

Enfermedad terminal

La enfermedad de César era terminal. No quería que nadie se enterara, pero en estos tiempos postmodernos las redes lo divulga todo. Aunque todos los sabían, César creía que se estaba muriendo en secreto. El día de falleció el médico que realizó la autopsia dijo con asombro: "No murió de cáncer, lo mataron la distancia y la soledad".

martes, 3 de enero de 2012

Indigente profesional

Humberto era un profesional mediocre, pero tenía la suerte y las relaciones suficientes para saltar de cargo en cargo en las grandes empresas de la ciudad. Era sucio en su accionar y grosero en la manera de tratar a sus subalternos. Era agresivo, marrullero, nada solidario y no tenía corazón. Gritaba, se exasperaba y maldecía. Desde un día empezó a mostrar su  peor síntoma: la fea costumbre de almorzar solo. Desde entonces, sin saberlo, comenzó a convertirse en un indigente profesional.

lunes, 2 de enero de 2012

La cosa política

La doctora Restrepo tenía un particular estilo político para hacer todas las cosas: hablaba, prometía, negociaba, cuadraba comisiones y finalmente sacaba provecho para sí. Julián, hombre con mente de campo pero con cuerpo de ciudad, la conocía muy bien. Por eso, al llegar a aquella cita, se hizo en un rincón de la oficina y guardó un silencio absoluto que pareció eterno. Al cabo de tres horas, la doctora creyó que estaba hablando sola, y terminó la reunión, según ella, porque no quería enredarse a sí misma.

domingo, 1 de enero de 2012

Amnesia

Beatriz tenía la extraña capacidad de hacer sentir mal a todo el que hablara con ella. Gilberto, su novio, era un hombre apasible, sencillo, callado y simple. Cierta noche, mientras ella le criticaba su facilidad para olvidar las fechas especiales y lo tildaba de amnésico, él decidió olvidarla para siempre.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Entrega de notas

Eladio era el más ilustre matemático de la ciudad. Aquel lunes, había quedado de entregar las notas a las 3:00 de la tarde, pero llegó mucho más temprano, calculando que sus alumnos no estarían allí todavía. Destapó su maletín de cuero, sacó los registros y esperó. Los minutos pasaron y lentamente se convirtieron en horas. Nadie llegó. Aquella noche, de regreso a casa, con la planilla en la mano, entendió perfectamente que sus estudiantes estaban muy bajos de nota.  

viernes, 14 de octubre de 2011

Oficio de payaso

El reloj despertó a las 8 de la mañana, como de costumbre. Hacía apenas 4 horas que había conciliado el sueño. Se maquilló rápidamente frente al espejo del baño. Su vestido de payaso estaba húmedo por la jornada del día anterior. Aunque era su día de descanso salió presuroso a la calle de aquella metrópoli que tant dura había sido con él. Caminó por sus calles y llegó hasta el Parque  de Bolívar. Allí se sentó en una  silla y soltó dos carcajadas que retumbaron por toda la ciudad. Aquel día el payaso solo quería hacer eso: reírse de la vida.

martes, 27 de septiembre de 2011

La bailarina

Mientras la bailarina de danza árabe preparaba sus velos para la próxima función, su coreógrafo secreto y silencioso diseñaba para ella un nuevo paso con el que la pondría a bailar con los pies en el aire.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Infidelidad

Guillermo necesitó 30 años para probar el verdadero amor. Cuando llegó al tercer piso de su existencia, se enamoró profundamente de la vida. Durante una década, le fue absolutamente fiel. La idolatraba, la consentía, la cuidaba y le seguía todos sus caprichos. Un viernes en la tarde, mientras revisaba una fotos, descubrió su infidelidad.  Nunca pudo perdonárselo. Guillermo Martínez yace bajo las ruinas de un viejo cementerio

viernes, 16 de septiembre de 2011

Entre letras y realidades

Ella era poetiza; él, cuentista. Sin embargo, no se conocieron por culpa de las letras sino de una mirada que ambos lanzaron entre líneas. Tal vez fue por eso que desde el primer momento desapareció la ficción y los dos escritores compartieron por siempre una misma realidad. 

martes, 30 de agosto de 2011

Lágrimas de mujer

Las lágrimas de Isabel brotaban libres cada que Roberto le contaba su historia. No era un relato trágico, tampoco dramático y mucho menos de terror; era simplemente la narración de la impotencia de un hombre sensible  ante el llanto de una mujer.

sábado, 6 de agosto de 2011

La vuelta

Carlos era un sicario de barrio decidio a todo, menos a amar, porque una mujer con la que se cruzó en su vida paralela de taxista le rompió el corazón. El día que recibió el encargo de matarla a ella, no pudo hacer la vuelta, porque como él mismo lo confesó ante el juez: para matar se necesita tener la sangre fría.   

jueves, 28 de julio de 2011

Indecisión

El balcón de la casa era siempre su lugar para pensar. Allí, Diego leía, escribía y permanecía ensimismado por horas. El balcón era a la vez sitio de reflexión y de vigilancia. Desde allí no sólo veía el barrio en completa perspectiva, sino que podía fisgonear a sus anchas y sin ser visto, a las parejas que se besaban, a los que peleaban, a los niños que tocaban los timbres y salían corriendo, a las vecinas que se robaban las flores de los antejardines, a los jóvenes que armaban sus cigarros de marihuana y a los pordioseros que pedían de puerta en puerta con un discurso aprendido de memoria.

Aquel balcón fue siempre un sitio solitario y silencioso y también se convirtió en palco preferencial. Una noche de solsticio, en aquella tribuna, repasó su vida capítulo a capítulo; la reconstruyó. Escribió una lista sus errores y sus aciertos en la que la primera fue mucho más extensa. Aquella noche la pasó completa mirando hacia la calle y decidiendo qué hacer con su vida. El amor, los negocios, el estudio y el trabajo pasaron por aquella balanza nocturna; sobre todo lo primero. La lluvia pertinaz hizo que los escasos transeúntes que cruzaron frente al balcón pasaran raudos mientras él seguía su tarea. Al amanecer, cuando apareció el sol en el oriente, las decisiones tomadas en aquel balcón estaban escritas en el portátil. Sin embargo, al leerlas en voz alta, Diego recibió un golpe en su interior, algo le dijo que aquellas decisiones ya estaban trasnochadas. Desde entonces, recorre la casa buscando un lugar para pensar.

lunes, 25 de julio de 2011

Cuarto de siglo

Habían pasado 25 años y por primera vez él, lleno de sinceridad y despojado del orgullo que lo caracterizó toda la vida, reconocía sus sentimientos. Mientras tanto, ella  seguía esperando en silencio a que el rosal del patio floreciera en invierno.

sábado, 23 de julio de 2011

Árboles y luces

Aquella madrugada, mientras veía llegar el amanecer a través de una pequeña ventana, acostado boca arriba, amarrado a los lados, con un gran dolor en la parte baja de la espalda  y una buena dosis de morfina en el cuerpo, recordé la sentencia de mi amigo Antonio: “a nadie le gusta viajar en ambulancia, sobre todo si el puesto que se ocupa es el del paciente”. En medio de la traba, al compás de una destemplada sirena, vi pasar rápidamente los árboles de las calles y las luces de la ciudad. Sentí que el mundo estaba en un desorden similar al que tenía mi cuerpo por dentro. Tomé aire, quise calmarme pero no pude, y en medio del desespero pensé en que las ambulancias son lo más parecido a los carros mortuorios. La posición en el vehículo es muy similar. La diferencia puede ser que en las ambulancias el dolor lo tiene el que va acostado y que la velocidad del carro es mayor. Pasaron varios minutos y el dolor de la espalda superó los efectos narcóticos y sedantes de la droga que entraba al cuerpo mezclada con el suero. Al llegar al hospital, los enfermeros me bajaron rápidamente, con sumo cuidado. Al lado, estaba otro vehículo al que me trasladaron. Perdí el conocimiento y aquí estoy esperando. Quisiera saber si las luces del frente son las del quirófano o las del túnel. Son tan similares como las ambulancias y los carros mortuorios.

miércoles, 20 de julio de 2011

Insectario de sueños

Era una casa antigua, con algunas paredes de tapia, un portón viejo y un patio gigante en el que se perdían los recuerdos. Tenía siete habitaciones, una cocina más vieja que la casa, dos baños, un pasillo de los que en los pueblos llaman zaguán, y una sala tan grande como el miedo que me producía quedarme allí solo. También, había un solar con cara de selva amazónica, saturado por un montón de maleza que a mis escasos 10 años de edad me servía para entender el trapecio amazónico del que tanto hablaba el profesor de geografía.  Por más que cortábamos y limpiábamos aquellos arbustos, al otro día amanecían de un tamaño gigante, como sembrados a propósito por algún vecino desquiciado al que nunca pudimos descubrir o por algún sujeto mitológico, al que sólo yo podía ver, que aparecía en las noches, azadón en mano, para hacernos la maldad. A mi primo Luis y a mí nos tocó repartirnos los siete días de la semana para limpiar aquel inmenso solar en el que diariamente construíamos historias y descubríamos diferentes especies de insectos. Ya en la escuela, dos años atrás, la señorita Regina nos había vendido la idea de capturar insectos para coleccionarlos en un corcho cuadrado al que con demasiada obviedad no le cabía otro nombre sino el de “insectario”. Con lluvia o con sol, a mi primo y a mí nos tocaba llegar del liceo a cumplir la tarea de jardineros y campesinos que la tía Fanny nos escrituró. Yo odiaba aquel solar. Todavía lo odio. Gracias a mi tía, a mi primo Luis y a las recomendaciones tempraneras de la señorita Regina, me convertí en un cazador de insectos demasiado sectario. Hoy en día, ese corcho ha crecido desproporcionadamente, tiene clavadas más de 2000 especies y ocupa un lugar  en todos mis sueños.

jueves, 14 de julio de 2011

Frío

Aquella noche, frente al muro de ese frío  callejón, Julio  sintió que el mundo se acababa. Era febrero del 2008 y realmente no fue así.  El mundo siguió su curso, pero Julio perdió el suyo.

miércoles, 13 de julio de 2011

Virus

Aquella mañana, Salvador sintió que su vida llegaba a la frontera. La fiebre era constante, el escalofrío no cesaba, la resequedad en la garganta le molestaba desde la noche anterior y el dolor en los huesos lo amarraba a una sábana con la que no alcanzaba a cubrirse las dos piernas. Tenía los síntomas del virus de moda, aquel del que se enteraba a diario por el pequeño radio de pilas que le servía de conexión con el mundo del que se había aislado. Sabía que su enfermedad no era producto de un contagio, pues hacía más de un año que había decidido vivir solo en aquella montaña y la única persona con la que entraba en contacto cada dos meses era Luisa, la dueña de la tienda de aquel corregimiento perdido en la cordillera.  En cinco ocasiones, ella le había dejado el mercado básico sobre  el mostrador de madera, y él, a su vez, la misma cantidad de veces en un años,  le había dejado el dinero  exacto de la compra. Comenzó a desfallecer. La película de su vida comenzó a proyectarse en su cabeza. Trató de reaccionar, pero no pudo. En medio del delirio, descubrió que estaba enfermo de soledad. No tuvo fuerzas para esperar el mes que le faltaba para regresar a la tienda.

martes, 12 de julio de 2011

Muerto

Al destapar el féretro me sorprendí con el rostro del cadáver. Era casi idéntico a mí, tenía las mismas facciones y hasta se reía igual; pero no era yo. Aquella noche decembrina del 64 entendí que los ataúdes no son más que espejos que reflejan el alma.

lunes, 11 de julio de 2011

En la playa

Gustavo llegó a la orilla y miró fijamente el mar. Por un momento, Andrea se le metió en sus pensamientos hasta que una fuerte ola vino y la arrebató de su cabeza para llevársela mar adentro.

martes, 21 de junio de 2011

la Jefe

Angélica siempre había estado ahí; pero había pasado inadvertida para Luis, que se ocupaba de otras miradas. La vida los puso cerca el día en que ella resultó siendo su jefe. Desde ese momento todo cambió, no propiamente por el rango de ella, sino porque él descubrió que ya no era una mujer prohibida.  Ahora Luis solo espera sus órdenes.

miércoles, 8 de junio de 2011

Desaparecida

Eran las 6. El día comenzaba a asomarse en las cordilleras del oriente. Federico sumaba su cuarta noche en vela y el cansancio cedía su natural espacio a la ansiedad. El ritual se repetía: otra taza de café, un nuevo cambio en el dial del radio, medio cigarrillo y de nuevo cinco líneas construidas durante varias horas que desaparecían de la pantalla con un solo clic. Era jueves. Lo último que escuchó de Alejandra fue el suspiro clásico de la mujer que queda completamente satisfecha después de una noche de pasión, la primera y la única que habrían de vivir. De resto: el celular apagado, su teléfono fijo desconectado, ninguna razón en la oficina y el desconcierto de Amanda, su amiga más cercana. Se habían conocido el sábado en la tarde por razones del oficio de ambos. No hubo muchas palabras, pero sí muchas miradas que lo dijeron todo. El domingo en la tarde se entregaron al placer. Desde entonces Federico no dormía, y no lo volvería a hacer hasta el día que su cuerpo quedó consumido por falta de sueño. Federico sabía todo el fondo de la historia, pero no se atrevió ni a dejarla escrita, ni a contarla. Mientras él dejó que el tiempo y la ansiedad se lo tragaran, Aleja había desaparecido huyendo del verdadero amor.   

domingo, 5 de junio de 2011

La profe

Desde pequeña, Patricia siempre quiso ser maestra de escuela. Se preparó para ello. Estudió en la Normal y luego se tituló en una licenciatura en Idiomas. Más tarde, en la madurez de su vida, hizo la maestría en educación. Quizás, su hoja de vida académica sea la explicación de por qué en 50 años nunca quiso aceptar el amor de Miguel: en la educación primaria, todas las profesoras son señoritas.  

miércoles, 1 de junio de 2011

Rumbos

Esteban era un hombre del pasado y Astrid una chica postmoderna. Él vivía en cámara lenta y ella tenía una vida agitada. Nunca se entendieron. Diez años después de conocerse, Astrid sintió que Esteban, de tanto mirarla, la estaba comenzando a secar. 

lunes, 30 de mayo de 2011

Delito de amar

Jamás había hablado con una mujer delincuente; con una asesina de verdad. Maribel lo era, y por aquellos asuntos laborales, que a veces son inexplicables jugadas del destino, yo estaba allí frente a ella, escuchando sus relatos, sufriendo sus historias. Quizás por eso, aquellas conversaciones me tuvieron en tensión permanente. Temor, curiosidad, miedo y sorpresa; lo sentí todo. No sé cómo, sin darme cuenta, pasaron cinco meses escuchándola. Su vida había sido una verdadera vergüenza social. Cuando ella terminó de hablar, yo empecé a sentir. Desde entonces, no hago otra cosa que cometer el delito de amar.

viernes, 27 de mayo de 2011

Síndrome del pulsador

Sebastián estaba ensimismado con su nuevo Black Berry. Visualizaba videos, escuchaba sonidos, enviaba mensajes, recibía correos e imponía nuevas marcas en sus variados juegos. Entró al mundo de la tecnología gracias a ese regalo de su novia Sofía, con quien se casaría en 10 meses. Metido en una nueva vida virtual perdió la noción del tiempo. Sin darse cuenta, dejó de hablar, perdió la sonrisa, no volvió a salir y comenzó a padecer el síndrome del pulsador. Cinco años después, se desconectó. Salió de su adicción.  Sofía había desaparecido y el mundo real había cambiado a una tecnología más amigable. 

martes, 24 de mayo de 2011

Por deporte

Felipe tenía el cabello largo y los ideales cortos. Esa mañana, cuando despertó, llovía torrencialmente. Se levantó, se asomó a la ventana y sintió unas extrañas ganas de trotar bajo la lluvia. Salió a la calle con espíritu de atleta, pero a medida que fueron pasando las horas, sintió angustia existencial. Su respiración y su ritmo cardiaco se acompasaron con cada paso que daba. Horas más tarde, el planeta giraba al mismo ritmo de los pasos de Felipe. Después de 14 días entendió que si se detenía el mundo se detendría con él. Desde entonces no ha dejado de llover.   

jueves, 19 de mayo de 2011

La imagen del espejo

Teresa era una mujer soltera, joven, atractiva y sin dificultades económicas; pero su vida era vacía, amarga y triste. Sus ojos y su rostro ocultaban un drama interno generado por un espejo. Era una mujer inconforme consigo misma, como casi todas en el mundo; pero siempre estuvo convencida de que su drama era único y especial. Quizás por ello, intentó salir de aquella piscina de llanto en la que se ahogaba y prefirió undirse en un mundo virtual que ella misma construyó para que aquel espejo no le devolviera una imagen que nunca aceptó: la de una mujer feliz con una soga al cuello.

domingo, 15 de mayo de 2011

Amor de llamada

Eran las cuatro de la tarde de un viernes que marcaba una nueva época. Eliécer Jaramillo había salido de su casa diez minutos antes con la idea de llegar temprano a la vieja sala de redacción; había tomado la carrera 70 hasta la calle San Juan y mientras conducía lentamente intentaba negar con los movimientos de sus manos la ansiedad que reflejaba su mirada. A las cuatro en punto, como si se tratara de una cita previamente acordada, sonó el celular.  Eliécer contestó y en cuestión de dos o tres preguntas descubrió que se trataba de un número equivocado. Ninguno de los dos quiso colgar. Ocho días después, Eliécer y María comenzaron una época rara de felicidad y angustia, de mucho sexo y pasión, y de un sentimiento que se terminó seis meses después, justo por una llamada al celular.

viernes, 13 de mayo de 2011

Sombra y rayo

No fue su físico sino su química; es decir, que el efecto no lo causaron sus formas sino su esencia. A veces pasa. Eugenia abrió una hendija por la que entró un fuerte rayo de luz. Desde aquella noche, a causa de un corto saludo suyo en el que se filtró una pequeña confesión, Ricardo la imaginó en silencio muchas veces y la quiso alcanzar. Hoy, Ricardo reconoce que ella siempre fue una oscura sombra en la que nunca imaginó descubrir tantos sentidos, pero que desde aquella tarde en la que pudo leer su esencia entre las líneas de su corto saludo, todo cambió. Han pasado varias noches y aunque su aroma impregna a Ricardo totalmente y él hace de todo por llegar a ella, cada vez se convence más de que Eugenia ya no es una sombra, sino un rayo inalcanzable.

martes, 10 de mayo de 2011

Miradas

La mirada duró menos que el suspiro; el ejemplo perfecto para aquello que el profesor Vásquez denominó con maestría "una mirada flecha". Fueron escasos dos segundos en los que literalmente el tiempo se detuvo. Paula en el Metro, y Andrés  en la estación. Se miraron con señales de pasión y de lujuria.  Andrés alcanzó a identificar una huella de angustia en los ojos azules de aquella mujer que detrás del vidrio le miraba a la espera de una señal, que en 20 años nunca había llegado. Los ojos de Andrés se tornaron neutros y escondieron con magia el sufrimiento que querían expresar. Cuando el Metro salió para la siguiente estación, ya no hubo ojos, sólo lágrimas y recuerdos. Un extraño gozo se sintió en los pasillos y Andrés desapareció para siempre.  

domingo, 8 de mayo de 2011

Aeropuerto

A las 11 y 17 de la noche pregunté por última vez. "No es problema nuestro, señor, ya le dije que el aeropuerto de su destino estuvo cerrado toda la tarde y eso retrasó todos los vuelos", indicó la auxiliar de tierra, mientras corregía algo en su peinado. "En unos 40 minutos estaremos llamando a bordo", agregó. Mi cita con el destino era a las 8:00. Ya tenía tres horas de retraso y con lo del vuelo serían casi cinco. Ese tipo de cosas no suelen ocurrir porque sí, las coincidencias son encuentros del destino previamente establecidos. En ese instante tomé una decisión pragmática: el destino tendrá que esperar.  

jueves, 5 de mayo de 2011

Frío

El frío  era terrible. Eran las 2:30 de la mañana y Maritza seguía congelada en su cama con el control remoto en la mano, dándole vueltas a los canales de su televisor. Fue a la cocina, se preparó una aromática y de paso para la cama, sacó una cobija más del armario.  A las 4:00, decidió  tomarse un brandy, que calentó su espíritu pero no su cuerpo. Aquella noche la pasó en vela, entre ansiosa y angustiada, esperando el calor de un amante que nunca llegó.

martes, 3 de mayo de 2011

Soledad

Enrique era ingeniero civil, tenía una especialización en puentes, vivía con su familia, tenía un trabajo estable, una casa grande, un carro y una soledad terrible. Su vida con Andrea y con sus tres hijos había caído en una monotonía absoluta.  Su vida se iba entre los trabajos de planeación en una firma contratista, los sobornos a los mandatarios de turno para ganarse las licitaciones y el acto sexual cotidiano con su esposa. Una noche, cuando salía de su oficina, conoció a Vanessa, una secretaria que trabajaba en una oficina del quinto piso. Desde entonces, su rutina cambió. Ya no soborna, no planea y no hace el acto sexual con Andrea sino con Vanessa. En el fondo, Enrique se siente igual de solo, porque sabe que su nueva vida  también es rutinaria.

sábado, 30 de abril de 2011

Día del trabajo

Augusto se levantaba todos los días a buscar trabajo. Durante tres años, sin descanso, hizo lo mismo, y solo obtuvo algunas promesas. En la mañana del 1 de mayo, cuando iba a levantarse, pensó en todo el tiempo que llevaba haciendo lo mismo y decidió sacar unas merecidas vacaciones.

viernes, 29 de abril de 2011

En el espejo

La mujer del espejo no era la misma. Nunca lo era, pero aquella mañana las diferencias eran extremas. La del espejo era vieja, se veía estresada, desilusionada y triste. La que miraba apenas tenía 26 años, había disfrutado de una noche de placer y vinos, y estaba feliz por la propuesta que había recibido de Andrés. La del espejo no tenía aspiraciones, sólo angustias; eso decía su rostro. La que miraba se llamaba Laura, recién había terminado sus estudios de especialización y tenía un trabajo estable. Ambas eran la misma, pero eran muy diferentes. La que miraba estaba extrañada, la que era mirada estaba ensimismada. Así pasaron varios meses. Un día, la mujer del espejo estaba en él, mirando a Laura, que había sufrido una terrible decepción.

jueves, 28 de abril de 2011

Edad Otoñal

Hay una edad en la que el mundo comienza a verse en perspectiva; en la que el ser humano empieza a tomar distancia para  empezar a comprender muchas de las cosas ocurridas. Anoche, mientras sentía en mi cara ese calor húmedo y lluvioso propio de los países tropicales como el nuestro, en una habitación de un viejo hotel viví la soledad de quien sabe que es menos el tiempo que le queda por vivir que el que ha acumulado en su sobrevivencia. Por primera vez tuve eso que llaman “mirada panorámica”. Desde la ventana miré la ciudad y la vi ajena, distinta  y lenta. Eran las tres de la madrugada y en las calles la gente desapareció y le dio paso al frío cemento mojado por la intermitente lluvia. Mecánicamente prendí el televisor, pero en sus 130 canales no encontré ninguna compañía. Tampoco la hallé en internet, pues en las salas de chat y en el Messenger solo estaban conectados algunos  extraños con quienes un saludo de dos líneas era demasiado texto para compartir. Miré nuevamente por la ventana del hotel y en cada detalle de aquellas calles que se pronunciaban hacia el infinito empecé a recordar, a soñar y a sentir la verdadera soledad.  Era lunes, Medellín se extendía solitaria cinco pisos debajo de mí, y en la habitación 503 sentí por primera vez que la edad otoñal había llegado.  

martes, 26 de abril de 2011

Agua

Pasaron muchos años antes de que aquella intensa lluvia terminara. Las calles ya eran ríos, los ríos eran mares, los hombres eran peces y los árboles se habían convertido en algas. Cuando se fue la lluvia, el mundo se murió de sed.

lunes, 25 de abril de 2011

Adiós Luna

Desde aquella noche de viernes septembrino, la luna no pudo volver a salir. Un enamorado irresponsable se la regaló a su amada de turno, sin prever que ella la recibiría con gusto.

domingo, 24 de abril de 2011

Invierno

Las primeras goteras cayeron sobre mi frente. La lluvia se llevó el paseo dominical de los habitantes de los estratos altos y el techo de los que el fin de semana viven  en los estratos bajos con la misma angustia de los días llamados normales. El fuerte aguacero de aquella tarde en Medellín inundó muchos de los barrios de las laderas de la ciudad al tiempo que despejó mis dudas y mis pensamientos frente a la decisión tomada la noche anterior.  Hacer justicia por mi propia cuenta era mi cometido y la pertinaz lluvia que cayó hasta la media noche colaboró con el toque lúgubre al ambiente en el que cometí el delito. A la mañana siguiente, mientras los organismos de socorro recogían a más de un damnificado, un grupo de fiscales levantaba el cadáver de la mujer que jugó con los sentimientos de un hombre del que desconocía su instinto asesino.

viernes, 22 de abril de 2011

Rara enfermedad

Desde aquella tarde de abril en la que entró al hospital, sintió que el tiempo corría más despacio. Demasiado lento. Nunca supo lo que realmente tenía, de lo que siempre estuvo seguro fue de querer salir corriendo de aquellas paredes blancas, pero nunca pudo hacerlo porque sus piernas también se movían en cámara lenta. 

miércoles, 20 de abril de 2011

Pelea

En la habitación solo quedaba una mujer de espaldas al mundo. Le hacían compañía una almohada blanca, una lámpara encendida y un radio gangoso que en voz baja vomitaba música popular. Afuera, Medellín recibía temerosa la peligrosa noche mientras que en aquella pieza se escenificaba una sanguinaria lucha entre la mujer y ella misma.

martes, 19 de abril de 2011

Fin del mundo

Despertó y ya era de noche. Miró por la ventana, disfrutó la oscuridad y decidió salir de aquella casa que durante 47 años había sido simultáneamente su morada, su templo y su cárcel. Quería degustar el sabor de la libertad. Caminó hacia el norte y luego subió por las estrechas calles de un barrio que sólo conocía por los coloridos letreros de los buses y por las noticias de orden público en los noticieros de la televisión local. Escaló aquella calle larga y delgada hasta que el asfalto se transformó  en unos rieles, y éstos, en unas eternas escalas. Ante la mirada desconfiada de los pocos ojos que habitaban la noche y que se escondían entre capuchas y bufandas decidió seguir hacia arriba. Escaló tanto que encontró el fin del mundo, nada distinto a su templo, nada diferente a su cárcel, igual a su morada. Estando allí, no quiso regresar.

lunes, 18 de abril de 2011

Manicomio

Aunque estaba interno en el manicomio desde el 14 de enero, en el fondo sabía que no estaba totalmente desquiciado.  No fueron los pacientes, ni el encierro, ni el olor a manicomio. Ni siquiera el contacto con aquellas cuatro paredes, que más que una habitación de una clínica de reposo hacían las veces de una celda en una cárcel, lo que terminó por enloquecerme. Fueron los diálogos con los siquiatras, que me creían loco, lo que terminó por desquiciarme.  Ya no duermo, simplemente deambulo día y noche. Han pasado 11 años desde aquel enero, y lo único que hago es escribir la misma frase: "tengo que escribir", "tengo que escribir", "tengo que escribir".

domingo, 17 de abril de 2011

Las palabras

Nunca antes me habían callado de esa forma; nunca antes me habían agredido en un momento tan ceremonioso; nunca antes me habían cortado mis palabras. Aquel barrista del cabello largo y figura de líder universitario de los años 60 lo hizo; gritó a todo pulmón en medio de mis palabras. En aquel momento, sin darme cuenta, mis palabras saltaron en silencio y sin elevar su tono, conservaron la fuerza de su contenido. Las de él salieron con fuerza y se perdieron en el espacio; las mías están retumbando en los oídos de los asistentes.

viernes, 15 de abril de 2011

Siglo XXI

Cuando despertó, Zeus se vio sorprendido. No entendía este nuevo mundo. El suyo era de Dioses y mitos, tenía hazañas, batallas y rayos. Este nuevo, al que había llegado después de un aletargado sueño, no tenía héroes ni historias increíbles. Solo había maldad, destrucción e incrédulos. Mientras más trataba de entender, más confundido quedaba. Los Dioses habían desaparecido y ya solo existía el azar. Aquella mañana del 31 de diciembre de 2008, por primera vez en su inmortal vida, Zeus lloró de tristeza.  

miércoles, 13 de abril de 2011

Nico y su cicla

Nicolás cerró la ducha, pensó en la cita amorosa que incumplió la noche anterior, cogió la toalla y se dispuso a salir para su clase de ocho.  En su bicicleta, cruzó la Calle San Juan, tomó la ciclo ruta rumbo al norte y mientras una llovizna golpeaba su rostro, pedaleó tranquilo hacia la Universidad Nacional. Cuando cruzó la Calle Colombia, el suspenso de los carros que subían hacia el Estadio lo hizo pensar en que su ciudad había cambiado. Avanzó doce metros, y en la fugacidad de un respiro, se convirtió en otra estrella negra en una vía de Medellín.

sábado, 9 de abril de 2011

Problemas

Por aquellos días, Enrique estaba distraído. Mientras contaba las hojas del guayacán del patio que caían al piso, silenciosamente las sencillas tareas que tenía sobre su escritorio se fueron acumulando hasta convertirse en problemas complejos. Cuando reaccionó, abrió un correo de su jefe. Lo habían despedido de su trabajo y el 15 debía pasar por la liquidación.

viernes, 8 de abril de 2011

Rascacielos

Cuando llegué al piso 43 miré para abajo. Las personas parecían hormigas y los carros pequeños juguetes. Sin avisar, el vértigo me atacó y no me dio tiempo de reaccionar.  A pesar del fuerte mareo, seguí subiendo lentamente, sin saber cuándo encontraría la terraza a la que pienso llegar para jugar con los carros de juguete que llevo en el bolsillo.

martes, 5 de abril de 2011

Hipocondriaca

Julieth siempre fue una mujer enferma. Le dolía la cabeza, el cuerpo y sobre todo, el alma. Su vida se debatía entre pastillas, jarabes, inyecciones, sicólogos y ungüentos. Una noche, al llegar a su casa, se encontró una bala perdida, y por primera vez en su vida sintió un alivio total. 

lunes, 4 de abril de 2011

Despertar

Después de muchos años, las palabras fluyeron entre los dos. Decidieron cortar el profundo silencio que durante muchos años les señaló caminos opuestos. El tiempo había ocultado un mundo completo entre ambos y era el momento de descubrirlo. El sentimiento se desató justo cuando Ricardo escuchó el timbre del celular y volvió despierto a su soledad de siempre.

sábado, 2 de abril de 2011

Pelota muerta

La tribuna guardó un silencio eterno luego de aquel partido que había sido suspendido para siempre. Desde aquella tarde de un sábado cualquiera, el inmenso estadio cerró sus puertas al espectáculo. En la cancha reposó para siempre el cuerpo inerte de un balón que ya nadie quiso volver a patear.

jueves, 31 de marzo de 2011

Aquellos ojos

La cita semanal era suficiente para alimentar un sentimiento que solo se expresaba en el cruce de unas miradas cómplices. Con sólo tener al frente aquellos ojos, el mundo cambiaba su ritmo y el corazón su palpitar. Por eso, Juan acudía religiosamente a la cita. En uno de esos infaltables domingos lluviosos, los ojos ya no estaban al frente, desparecieron de su vista. El sentimiento de Juan permaneció inmune.

martes, 29 de marzo de 2011

El señor de la bici

Desde la ventana de su casa, Gonzalo veía pasar todos los días al señor de la bicicleta, justo a la media noche. Era una rutina, un verdadero ritual. Sin falta, lo había hecho igual todos los días, sin importar la época del año ni las condiciones del clima, desde hacía exactamente 13 años. Aquella noche de martes, 13 de junio, Gonzalo se preguntó por primera vez qué historia se escondería detrás del señor de la bici. Pero como el 13 es signo de mala suerte, aquella noche notó que el señor había dejado de pasar para siempre.

lunes, 28 de marzo de 2011

De paseo

Julián se levantó temprano a preparar la maleta. Esa tarde haría otro viaje. Empacó su portátil, el libro de Joyce que leía para el curso de Literatura, un radio pequeño, dos lapiceros y el porro. Llegó a la universidad y de inmediato se fue a su rincón. El viaje fue corto pero intenso. Cuando regresó, la maleta no estaba.

domingo, 27 de marzo de 2011

El batracio

Esa noche, aquel insecto que se creía el dueño del mundo tomó la pelota y me sacó de la cancha. No sentí rabia sino risa. Una vez más el batracio hizo gala de su soledad en un rincón del mundo que lleva sus iniciales. El mundo está lleno de bichos y de buenos libros.

viernes, 25 de marzo de 2011

En el banco

Ver desde afuera la larga fila que había en la oficina del banco fue motivo suficiente para desesperarse. Se descompuso de tal forma que vociferó improperios contra todo el sistema financiero. Media hora después salió a la calle con la certeza de que su entierro no sería una carga económica para su familia. En los 30 minutos más largos de su vida, había pagado en efectivo el costo de su funeral. Ahora solo la faltaba esperar en una fila mucho más larga, pero con ningún orden lineal, el momento de su muerte.