Autobiografía periodística

Espero aportes y apreciaciones. Con los comentarios de todos he podido ajustar, ampliar y complementar los capítulos previos.

19. COMUNICADOR EN MUNDIALES
 El año avanzaba y yo seguí pasando de evento a evento sin descanso, además de hacer radio en las madrugadas y corresponsalía de televisión en En Vivo 9:30, en las escasas ocasiones en que pedían notas. Recién llegado de los Juegos Nacionales en Bucaramanga me postulé en Cicrodeportes Antioquia para la Dirección de Comunicaciones de los Campeonatos Mundiales Juveniles de Ajedrez. La entrevista para el cargo me la realizó el doctor Darío Valencia Restrepo, director del certamen, en las instalaciones de Liga. Lo primero que me preguntó fue si sabía jugar. Por fortuna, ese fue uno de mis aprendizajes académicos en el Liceo Nacional Marco Fidel Suárez y una de mis prácticas habituales para matar el tedio cuando estudié ingeniería en la Universidad Nacional.  
 El doctor Valencia era ingeniero y había sido gerente de Empresas Públicas de Medellín. Armó un equipo de trabajo muy interesante al que le imprimió la Gerencia de Proyectos como modelo administrativo. Fue otro gran aprendizaje. Me entregó la Gerencia de Comunicaciones, con autonomía total para el manejo del proyecto, pero ajustado a los objetivos, los indicadores y el presupuesto presentados. Los comités de seguimiento eran toda una escuela. Compartir con Edith Cecilia Urrego, el ingeniero Luis Pérez Carrillo, el maestro Raúl Henao y el maestro boris De Greiff, entre otros, no solo permitía dimensionar y hacerles seguimiento a todos los aspectos del evento, sino que fueron reuniones determinantes para convertirlo poco a poco en el mejor evento deportivo de ese año en el país, según calificativos de varias agremiaciones periodísticas.
El ajedrez es un deporte con otro ritmo. De silencios, de historias y de un lenguaje técnico muy específico. Las oficinas de la liga estaban en un clásico caserón de esquina en el barrio Prado Centro, que en ese momento estaba hipotecado. Allí llegaban todas las tardes maestros nacionales e internacionales y jugadores de todos los rincones de la ciudad a buscar una mesa vacía y un rival. Noté rápidamente que los ajedrecistas cargaban con ellos clásicos de la literatura universal, que salían al ruedo cuando no encontraban mesa. Los cuatro meses que trabajé en la organización del evento fueron especiales pues aproveché para armar un trabajo periodístico sobre el ajedrez y la literatura, que mandé luego a los medios como un producto especial de la Sala de Prensa y que salió publicado en un importante diario del país, sin crédito alguno. En él recuperé fragmentos de El Quijote y textos de Borges, Zorrilla, Quevedo, Capote, Sábato y Nabokov, entre otros grandes escritores que fueron al mismo tiempo grandes jugadores.
 Para realizar algunos eventos previos y generar alguna atracción relacionando el ajedrez con la tecnología, en la organización compramos el Fritz4, un programa para computadores que hicimos importar desde Estados Unidos. La idea era aprovechar el impacto mediático que había en el mundo con el Deep Blue, una computadora desarrollada por IBM que en enero de ese año había vencido en una primera partida a Gary Kaspárov, el campeón mundial vigente. Obviamente, el Fritz4 no era una computadora, sino un programa lanzado por la compañía Chessbase, con un ambiente gráfico muy amigable, y que adquirió gran fama un año atrás en Hong Kong al ganar el Campeonato Mundial de Ajedrez de Computadoras. Cuando llegó el CD, el doctor Valencia me dijo que lo instalara en el computador de Comunicaciones, que era el de mejor procesador en la oficina. Lo instalé y tuve el honor de ser el primer colombiano en enfrentarlo. También tuve la fortuna de ganarle ese primer juego. Me gané un prestigio no merecido entre los ajedrecistas del medio local y entre los directivos del campeonato. Luego supimos que el juego tenía grados de dificultad, y que yo había ganado en el nivel básico. Me encargué de que el secreto no se divulgara mucho.
 Los Mundiales se hicieron en un contexto social difícil en la ciudad. No fue fácil convencer a 52 federaciones internacionales de que asistieran a una ciudad estigmatizada por la violencia, pues había cierto temor, sobre todo porque se trataba de deportistas juveniles. El mundo del ajedrez guardaba un grato recuerdo de la VI Olimpiada Femenina, que se hizo con éxito en Medellín en 1974, lo que ayudó un poco. El resto fue trabajo de relacionamiento y apoyo de la cancillería. Asistieron 152 jugadores. La inauguración la hicimos en el Teatro Metropolitano con un espectáculo único del Ballet Folclórico de Antioquia. Paralelo al torneo se hicieron simultáneas, partidas a ciegas y exhibiciones en las 16 comunas de la ciudad, con Judit Polgar, la mejor jugadora de ajedrez de toda la historia, como invitada especial. El baile de clausura fue el Hotel Sheraton, sitio de alojamiento de todas las delegaciones.  El Mundial fue impecable y respondió a su eslogan de “un tablero para la educación y la paz”.
 El XXXV Campeonato Mundial Juvenil Masculino y el XIII Campeonato Mundial Juvenil Femenino fueron calificados por el Gran Maestro y presidente del ajedrez de Las Américas Jaime Sunye Neto, como los mejor organizados de la historia. En lo deportivo el título de las damas fue para la china Zhu Chen y el de los varones para el israelí Emil Sutovsky. Cada uno se fue de Medellín con el título de maestro Fide y una bolsa de 8.000 dólares. En comunicaciones logramos generar un gran cubrimiento periodístico, con cinco editoriales, en los grandes diarios del país, durante los 15 días de competencia. Los resultados económicos permitieron que La liga deshipotecara la casa. El evento terminó el 22 de noviembre. Yo entregué el informe en menos de una semana, pues ya tenía la maleta armada para los Juegos Departamentales en el municipio de El Santuario. 

1 comentario:

  1. Excelente autobiografia profe, rei con su anecdota relacionada con el programa de fritz 4. El prestigio siempre lo va a tener en el medio, usted es un gran profesional y un ejemplo a seguir. Espero que Dios le de la posibilidad de seguir escribiendo y compartiendo sus conocimientos durante muchos años mas.

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