viernes, 8 de enero de 2021

Compartir almohada

Alesssandro siempre creyó que el secreto de los sueños estaba en las almohadas. Lo leyó en un poema de Benedetti. Creía ciegamente en esta idea. Tenía más de 40 almohadas en su apartamento y era capaz de anticipar el sueño que tendría según la que usara. 

Las almohadas siliconadas le hacían soñar con visitas, las de material viscoelástico eran para los sueños lúcidos, las de plumas las usaba cuando quería sueños dulces, las de fibra lo llevaban a sueños profundos difíciles de recordar, y las de gel le provocaban sueños premonitorios. Durante los 15 años que vivió en su apartamento de soltero, cada noche escogió sus sueños. 

En navidad, Alessandro le propuso a Gabriela irse a vivir juntos. Su regalo fue una argolla. Ella aceptó sin dudarlo y se mudó dos días después, con la idea de recibir el año juntos. Desde entonces, Alessandro sufre de insomnio. Desde que ella llegó, él no puede escoger la almohada a su gusto. La decisión tiene que ser consensada. Nunca se imaginó que compartir la almohada implicaría compartir los sueños. 



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