viernes, 14 de octubre de 2011
Oficio de payaso
El reloj despertó a las 8 de la mañana, como de costumbre. Hacía apenas 4 horas que había conciliado el sueño. Se maquilló rápidamente frente al espejo del baño. Su vestido de payaso estaba húmedo por la jornada del día anterior. Aunque era su día de descanso salió presuroso a la calle de aquella metrópoli que tant dura había sido con él. Caminó por sus calles y llegó hasta el Parque de Bolívar. Allí se sentó en una silla y soltó dos carcajadas que retumbaron por toda la ciudad. Aquel día el payaso solo quería hacer eso: reírse de la vida.
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