sábado, 5 de mayo de 2012
Chaparrón de vida
A Laura la lluvia siempre la ponía melancólica y trascendental. Desde su ventana, veía caer las gotas con la misma velocidad a la que pasaban sus días. Cada aguacero era para ella un ejercicio de matemática inversa: contaba y contaba goteras interminables de lluvia, para contrastar sus cifras con las cuentas de los días que le quedaban por vivir. Laura sabía que en el chaparrón de su vida empezaba a escampar.
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Me encanta leerte
ResponderEliminarMil gracias. Espero que no dejes de hacerlo.
Eliminarcontar gotas de lluvia...que poetico!
ResponderEliminarY difícil de hacer.
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