Con su voz grave y su tono dramático, el maestro terminó de leerle al grupo aquella vieja historia de Calvino que tanto lo transportaba a otros escenarios. Cerró el libro, levantó la cabeza y miró hacia el fondo del salón. Allí estaban casi todos sus alumnos metidos en otro cuento.
El karma del maestro...
ResponderEliminarMe pasa mucho
EliminarAmigo, que bueno, entras en mi rutina de fin de día.
ResponderEliminarCésar Cardona
Qué bueno César. Saludos.
Eliminarjajaja...suele suceder!
ResponderEliminarMuchas veces.
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