jueves, 31 de marzo de 2011

Aquellos ojos

La cita semanal era suficiente para alimentar un sentimiento que solo se expresaba en el cruce de unas miradas cómplices. Con sólo tener al frente aquellos ojos, el mundo cambiaba su ritmo y el corazón su palpitar. Por eso, Juan acudía religiosamente a la cita. En uno de esos infaltables domingos lluviosos, los ojos ya no estaban al frente, desparecieron de su vista. El sentimiento de Juan permaneció inmune.

4 comentarios:

  1. No siempre hay que morir, cuando los sentimientos no se alimentan de comprension, caricias, entrega es dificil que estos permanezcan en el tiempo, solo quedan recuerdos de lo que pudo ser y que por cobardia los dejamos escapar.

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    1. Cuando los sentimientos mueren la respiración se acaba.

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