Despertó en el avión y descubrió desde el aire un país extraño, en el que solo había nubes. Blancas, gruesas y mecidas por el viento. Miró el reloj y descubrió que se había detenido a las 3:43 de la mañana. El vuelo había despegado en la capital a las 10:30 de la noche y por el rayo de luz que golpeaba su ventana calculó que eran más de las 11 de la mañana. Fijó su mirada en los cristales de nieve que empezaban a aparecer. En cuestión de segundos se vio totalmente rodeado de un blanco frío. ¿Dónde estaba?, ¿sobre qué país viajaba?, ¿qué habría más allá del horizonte?, ¿por qué sentía la pesadumbre propia de las madrugadas en vela?. Las preguntas lo aterrorizaron. Se sintió en un cielo perdido. Cerró los ojos para despertar. Eran las 3:44 de la madrugada cuando miró por la ventana y solo vio nubarrones.
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