Entre problemas y discusiones, Angélica y Juan Carlos se pasaron la vida tratando de encontrar un punto de equilibrio para su relación. 22 años después de su matrimonio, justo cuando se decidían a no buscarlo más, lo hallaron. Estaban felices. Ignoraban que tres semanas después el detonante para que su relación terminara sería precisamente ese: que aquel edificio tan grande tenía el equilibrio tan solo en un punto; y se derrumbó.