Angélica siempre había estado ahí; pero había pasado inadvertida para Luis, que se ocupaba de otras miradas. La vida los puso cerca el día en que ella resultó siendo su jefe. Desde ese momento todo cambió, no propiamente por el rango de ella, sino porque él descubrió que ya no era una mujer prohibida. Ahora Luis solo espera sus órdenes.
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