Mientra sorbían lentamente aquel café, el último que tomaron juntos, recordaron todas las veces que estuvieron a punta de matarse: la pelea en el hotel de Nueva York cuando fueron de vacaciones a conocer la nieve y él se pasó de copas, la tarde en Buenos Aires cuando ella le descubrió en el celular una infidelidad llena de emoticones, la noche en Quito en un auto alquilado cuando ella lo amenazó con irse y él aceleró conduciendo como loco, y el día en que él le contó que se iba a Roma con Claudia supuestamente a trabajar en un proyecto fotográfico y ella enfurecida intentó herirlo con un cuchillo. El café no alcanzó para más recuerdos. Ya en el avión, en la soledad de un vuelo Bogotá-París sin tiquete de regreso, él repasó las veces que con ella casi se muere de la risa.
Podrías (deberías) dictar un taller o algo semejante sobre escribir cuentos cortos. Es esa parte de vos, que quiero ser cuando sea grande, escribir...corto, bonito, terapéutico
ResponderEliminarEs una buena idea. Algo hago en los módulos de Habilidades Gerenciales en la Especialziación del Poli; pero obviamente con un objetivo muy diferente. Voy a madurar la idea y "te cuento".
ResponderEliminarCuentos cortos que transmiten la emoción del momento en que los escribe, gracias por compartir su sensibilidad y habilidades.
ResponderEliminarGracias a ustedes por leer.
Eliminar