Alejandra cerró el cuaderno y lo guardó en su bolso, al lado del periódico y de los informes que había dejado pendientes para entregarle a su jefe a la mañana siguiente. Sabía que iba a ser una noche larga, revisando y corrigiendo los números de la empresa. Sintió que sudaba más de lo normal y que el tiempo se le acababa. Pidió otro café expreso. Encogió los hombros como dándole una explicación a alguien que estuviera sentado al frente de ella. Recordó la última tarde que había estado con Juan en ese mismo café. Se estremeció un poco. Estaba sola, tenía clase a las 6:00 y solo le quedaban cinco minutos. Decidió no entrar. También resolvió dejar las cuentas de la empresa como estaban. Se la pasó toda la noche en la misma mesa dando explicaciones con los hombros y tomando café.
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