Teresa era una mujer soltera, joven, atractiva y sin dificultades económicas; pero su vida era vacía, amarga y triste. Sus ojos y su rostro ocultaban un drama interno generado por un espejo. Era una mujer inconforme consigo misma, como casi todas en el mundo; pero siempre estuvo convencida de que su drama era único y especial. Quizás por ello, intentó salir de aquella piscina de llanto en la que se ahogaba y prefirió undirse en un mundo virtual que ella misma construyó para que aquel espejo no le devolviera una imagen que nunca aceptó: la de una mujer feliz con una soga al cuello.