Danny se sentó frente al escritorio de la
habitación del hotel. Tomó la carta que había empezado para Helena. Releyó lo
que ya había redactado y sintió que solo le faltaba un párrafo concluyente.
Tomó el bolígrafo, una hoja en blanco y trató de terminar así:
“Nunca imaginé que el amor doliera de esta forma…”,
comenzó.
Repasó la frase mentalmente, le pareció un lugar
común y la tachó.
"Es cierto que el amor es un salto al
vacío...", volvió a iniciar. Cuando iba a tachar esta idea, tuvo que interrumpir
para atender el celular. Era Luisa. Habían quedado de verse hacía dos días,
pero él le había vuelto a quedar mal. Esta vez, se había inventado como excusa
una cita urgente con un editor nuevo para cancelarle a ella con un frío mensaje
de WhatsApp unos minutos antes de la hora del encuentro.
- "¡Aló, Luisa!", contestó. Y se dirigió
al balcón.
- "Hola"
- "Debes estar furiosa y lo entiendo, pero
como te dije la última vez que nos vimos en Cartagena, los escritores somos
así, nos desaparecemos para buscar las historias".
- "Pues solo llamé a decirte que tú y tus
historias ya no me importan. Solo era eso".
- "Don Daniel, de acá de la recepción. Vino a
buscarlo la señora Helena. Dice que usted la está esperando".
- "Claro, claro", respondió extrañado y
con sorpresa. "Dígale que por favor suba".
- "Con gusto, don Daniel".
Dejó el medio párrafo sobre el escritorio y corrió a mojarse la cara. Entró al baño, se miró al espejo y descubrió que estaba sudando. Se arregló el cuello de la camisa y se echó un toque de loción. Cuando sintió el taconeo de Helena en el pasillo abrió la puerta de la habitación. La miró acercarse y la leyó entre furiosa y decidida, aunque ella llegó como si nada hubiese pasado.
- "El problema no soy yo ,Helena. Son tus
fantasmas; siempre lo fueron. Cuando no aparecen tú los andas buscando".
- "Pues mis fantasmas nunca me han
traicionado. Y te soy sincera, prefiero estar con ellos que con un monstruo al
que desconozco después de haberlo amado tantos años", afirmó Helena.
- "¿A eso viniste?, ¿a continuar con lo
mismo?, ¿no crees que ya fue demasiado?", replicó Danny.
- "Por supuesto", dijo Danny. Es la parte final de una especie
de carta con la que se cierra la novela, o con la que se abre, aún no lo
sé.
- "Patético", calificó ella.
- "¿Por qué en vez de criticar no propones algo menos pa-té-ti-co y
menos lu-gar co-mún?"
- "Yo empezaría el párrafo con una frase más original” sentenció
ella mientras se dirigía a la puerta de la habitación. Con algo como: "Nunca
imaginé que el amor doliera de esta forma...".