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miércoles, 4 de enero de 2012

Enfermedad terminal

La enfermedad de César era terminal. No quería que nadie se enterara, pero en estos tiempos postmodernos las redes lo divulga todo. Aunque todos los sabían, César creía que se estaba muriendo en secreto. El día de falleció el médico que realizó la autopsia dijo con asombro: "No murió de cáncer, lo mataron la distancia y la soledad".

miércoles, 13 de julio de 2011

Virus

Aquella mañana, Salvador sintió que su vida llegaba a la frontera. La fiebre era constante, el escalofrío no cesaba, la resequedad en la garganta le molestaba desde la noche anterior y el dolor en los huesos lo amarraba a una sábana con la que no alcanzaba a cubrirse las dos piernas. Tenía los síntomas del virus de moda, aquel del que se enteraba a diario por el pequeño radio de pilas que le servía de conexión con el mundo del que se había aislado. Sabía que su enfermedad no era producto de un contagio, pues hacía más de un año que había decidido vivir solo en aquella montaña y la única persona con la que entraba en contacto cada dos meses era Luisa, la dueña de la tienda de aquel corregimiento perdido en la cordillera.  En cinco ocasiones, ella le había dejado el mercado básico sobre  el mostrador de madera, y él, a su vez, la misma cantidad de veces en un años,  le había dejado el dinero  exacto de la compra. Comenzó a desfallecer. La película de su vida comenzó a proyectarse en su cabeza. Trató de reaccionar, pero no pudo. En medio del delirio, descubrió que estaba enfermo de soledad. No tuvo fuerzas para esperar el mes que le faltaba para regresar a la tienda.

martes, 3 de mayo de 2011

Soledad

Enrique era ingeniero civil, tenía una especialización en puentes, vivía con su familia, tenía un trabajo estable, una casa grande, un carro y una soledad terrible. Su vida con Andrea y con sus tres hijos había caído en una monotonía absoluta.  Su vida se iba entre los trabajos de planeación en una firma contratista, los sobornos a los mandatarios de turno para ganarse las licitaciones y el acto sexual cotidiano con su esposa. Una noche, cuando salía de su oficina, conoció a Vanessa, una secretaria que trabajaba en una oficina del quinto piso. Desde entonces, su rutina cambió. Ya no soborna, no planea y no hace el acto sexual con Andrea sino con Vanessa. En el fondo, Enrique se siente igual de solo, porque sabe que su nueva vida  también es rutinaria.

lunes, 4 de abril de 2011

Despertar

Después de muchos años, las palabras fluyeron entre los dos. Decidieron cortar el profundo silencio que durante muchos años les señaló caminos opuestos. El tiempo había ocultado un mundo completo entre ambos y era el momento de descubrirlo. El sentimiento se desató justo cuando Ricardo escuchó el timbre del celular y volvió despierto a su soledad de siempre.