Por aquellos días, Enrique estaba distraído. Mientras contaba las hojas del guayacán del patio que caían al piso, silenciosamente las sencillas tareas que tenía sobre su escritorio se fueron acumulando hasta convertirse en problemas complejos. Cuando reaccionó, abrió un correo de su jefe. Lo habían despedido de su trabajo y el 15 debía pasar por la liquidación.
Todo en extremos es malo, porque también "el que mucho abarca poco aprieta". Camilo Castellanos
ResponderEliminarHay mucha gente recogiendo hojas de guayacán.
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