viernes, 29 de abril de 2011
En el espejo
La mujer del espejo no era la misma. Nunca lo era, pero aquella mañana las diferencias eran extremas. La del espejo era vieja, se veía estresada, desilusionada y triste. La que miraba apenas tenía 26 años, había disfrutado de una noche de placer y vinos, y estaba feliz por la propuesta que había recibido de Andrés. La del espejo no tenía aspiraciones, sólo angustias; eso decía su rostro. La que miraba se llamaba Laura, recién había terminado sus estudios de especialización y tenía un trabajo estable. Ambas eran la misma, pero eran muy diferentes. La que miraba estaba extrañada, la que era mirada estaba ensimismada. Así pasaron varios meses. Un día, la mujer del espejo estaba en él, mirando a Laura, que había sufrido una terrible decepción.
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